[AVISO AL LECTOR: para comprender mejor la anatomía
de las bicicletas de montaña es recomendable leer antes las partes que tiene una bicicleta]
La bicicleta de montaña o mountain bike es aquella bicicleta diseñada
para el ciclismo todoterreno, como el mountain biking. Así, y debido a las
condiciones a las que se enfrentan los corredores de mountain biking, estas
bicicletas estarán caracterizadas de una determinada manera para ayudar al ciclista a
superar esas dificultades a las que se expone. Evidentemente, se diferenciarán varios
modelos de mountain bike dependiendo de la modalidad de mountain biking
que se realice, del presupuesto que cada corredor maneje y de sus preferencias y aptitudes
personales. Sin embargo, este artículo buscará un acercamiento al modelo más común.
A causa de la constitución de los circuitos naturales en los que se desarrolla este
deporte, la bicicleta estará expuesta a constantes golpes. De esta manera, la elección
del material con el que se hacen los cuadros de la bicicleta será importante. En la
actualidad es muy común encontrarse bicicletas
de montaña que usan el aluminio con fibra de carbono (al igual que en otras
disciplinas ciclistas). Sin embargo, y aunque es un componente que se suele recomendar
para pruebas de cross country,
no es muy apropiado para competiciones de mountain-biking, ya que
es un material mucho más frágil y caro.
Así, se suele optar por el uso de otros elementos que aportan una mayor robustez, como
el acero (a causa de su elevado peso en la actualidad casi no se usan), el aluminio (las
bicicletas hechas de este material suelen ser más baratas, pero más difíciles de
manejar en terrenos irregulares), el titanio (más flexible que el aluminio y más ligero
que el acero, pero mucho más caro) o el bambú (bicicletas ecológicas tan robustas como
el acero y más flexibles que el aluminio).
Por su parte, la altura del cuadro estará sujeta al tamaño del ciclista y a sus
prioridades para su confort. Además, cuanto más pronunciado sea el ángulo del sillín
respecto al ángulo del tubo de cabeza (entre los 73-90 grados) mejor será el rendimiento
del ciclista en las pendientes más elevadas. A pesar de ese dato, se suelen recomendar
los ángulos Slacker (62’5 grados) para buscar una cierta estabilidad.
Por otra parte, y ante el uso tradicional de ruedas de 26 pulgadas, se comienzan a
imponer las llantas de 27’5, ya que mejoran la tracción y son mucho más ligeras y
eficientes por su aceleración; aunque las llantas de 29 pulgadas también son muy
habituales en competiciones de cross country y empiezan a generalizarse a otras
disciplinas, sobre todo impulsadas por la marca de bicicletas
Specialized. Por su parte, los neumáticos suelen ser de de cubierta (aunque también hay
de tubulares), y los fabricantes suelen buscar equilibrio entre compuestos blandos (que
permiten un mayor agarre pero duran menos) y duros (que duran más pero no permiten tanto
agarre).
Asimismo, la elección de los platos también dependerá del tipo de prueba.
Tradicionalmente, era común encontrarse mountain bikes de triple plato y entre 7
y 9 piñones para terrenos irregulares, con lo que se abarcaba todo tipo de situaciones.
En los terrenos regulares solo se solían usar una o dos marchas. Sin embargo, desde el
lanzamiento por parte de SRAM del groupset del XX de dos velocidades en 2009, la
industria de las bicicletas de montaña cambió el enfoque de su producción, entre ellas
Shimano. Tras el éxito de esa opción, en 2012 SRAM volvió a sorprender lanzando la groupset
del XX1 con un solo plato y 11 engranajes ampliados, que ofrecían una mayor
polivalencia e igualaban el desarrollo obtenido con el sistema de dos velocidades.
En lo que respecta a los frenos, las bicicletas de montaña de gama alta suelen
equiparse con frenos de disco hidráulicos, ya que el peso no es un impedimento en estas
pruebas y se valora más la consistencia de frenado. Sin embargo, el excesivo coste que
supone su compra y su reparación lleva a muchos corredores a buscar otras alternativas,
como los frenos clásicos de llanta o cantilever o los frenos mecánicos mediante cables.
Finalmente, uno de los componentes
que más diferencia las mountain bikes del resto de bicicletas es la suspensión,
que comenzó a utilizarse en la década de los 90 y que puede ser de dos tipos: delantera
(las bicicletas tienen amortiguación en su parte delantera) y doble o total (las
bicicletas tienen amortiguador en la parte delantera y trasera, muy apropiado también
para los descensos). De todas maneras, existe un tercer grupo de mountain bikes
de suspensión rígida sin amortiguación, usada por los más clásicos.
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