El ciclismo de montaña o mountain
biking es una disciplina ciclista que se realiza en circuitos naturales abiertos
aprovechando las rutas y los caminos que cruzan bosques, montañas y otros terrenos
irregulares. Estos recorridos presentan una serie de obstáculos naturales que el corredor
tendrá que superar, como pendientes muy pronunciadas (ascendentes o descendentes),
raíces, surcos, derrumbes, rocas y acumulaciones de agua.
Debido a la constitución de estos circuitos naturales, la bicicleta estará
expuesta a constantes golpes. Por lo tanto, los diseñadores de mountain bikes buscarán un
producto más sólido y robusto a lo que se prefiere en otras disciplinas como el
ciclocross (ver bicicletas
de ciclocross): el material que se emplea para hacer los cuadros suele ser de
aluminio, titanio o acero (depende del presupuesto) y los frenos que se usan son de disco
(aunque más pesados, también son más consistentes). Además, las bicicletas de montaña
incorporan una innovación respecto a otros modelos: un sistema de suspensión, en un
primer momento compuesto por un amortiguador delantero para ayudar al ciclista en las
pendientes ascendentes, aunque en la actualidad también es común un sistema de
suspensión doble o total, con amortiguadores tanto en la parte delantera como en la
trasera de la bici, con lo que se pretende ayudar también al corredor en los descensos,
tal y como se explica en el artículo mountain
bike.
Muchas de las disciplinas del ciclismo de montaña están consideradas deporte
extremo por los riesgos y las graves lesiones a los que se somete el ciclista. Para
intentar evitar lesiones mucho más graves, el corredor de mountain biking suele
llevar una equipación preparada para estas pruebas: una «armadura» o trajes completos
(sobre todo para la especialidad del downhill), que en muchas ocasiones están
compuestos por un chaleco antibalas, un protector de la columna vertebral y un
protector del cuello, además de las coderas y las rodilleras; un casco
que varía depende de la modalidad que se practica, pero que puede ser tanto común como
íntegro (casco parecido al que se usan en las competiciones de motocicleta); y un
botiquín completo de primeros auxilios; así como otros complementos como guantes
muy abultados para proteger las manos, gafas para evitar que pequeñas partículas se
introduzcan en los ojos, etc.
Asimismo, el mantenimiento de las bicicletas de montaña es esencial para evitar
cualquier accidente imprevisto.
A pesar de que la Unión Ciclista Internacional (UCI) aceptó tardíamente el ciclismo de montaña como
competición oficial (1990), a partir de entonces su expansión ha sido notable y en el
año 1996 el campo a través o cross
country (XC) se convirtió en deporte olímpico, en la actualidad una de las
especialidades del mountain biking más conocidas, aunque la más mediática es
el downhill.
En estas competiciones oficiales, y dependiendo de la modalidad de mountain biking
que se celebre, los ciclistas pueden participar individualmente o agrupados bajo un
patrocinio (como Wild Wolf-Trek Pro Racing o X-Sauce Fuji Team).
Asimismo, la victoria podrá ser individual (en aquellas carreras individuales) o
colectiva (en aquellas pruebas en la que se compite por equipos).
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